Lo que queda del día no atenderemos a voces ajenas. Ni si quiera nosotros usaremos las nuestras para entendernos. Lo que queda del día no ensuciaremos la casa con verbos inapropiados, inexactos. Que no vibre sonido alguno y remueva el polvo del espacio que ocupamos. Dejemos que el silencio nos certifique. Que griten nuestros cuerpos con sus formas. Que se revelen en su idioma de espasmo y piel.
Lo que queda del día será cierto o no será.